SERVICIOS CULTURALES

Dr. Miguel A. Chiarpenllo *

 

Los títulos están directamente relacionados con los temas que desarrolla el autor.


Mes de febrero 2018


Miércoles 28 de Febrero de 2018

Diario La Capital 


Miércoles 21 de febrero de 2018 

Diario La Capital

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Mes de octubre de 2017

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EL CONGRESO DE TUCUMÁN Y LA BANDERA NACIONAL

 

                                                  Por Miguel A. Chiarpenello *

 

BELGRANO.

 

Hermano nuestro que estas en el cielo.

Por amor a la patria creaste la bandera.

Hermosa insignia de muy alto vuelo.

Que nos une a todos en la nación entera.

 

El sistema político posterior a la Gesta de Mayo se desenvolvió siempre dentro de fuertes crisis institucionales. Distintas tendencias, ideas diferentes y proyectos alternativos crearon en 1815 una situación de incertidumbre profunda agravada, además, por la caída del Director Supremo Carlos M. de Alvear.

 

El Cabildo debió hacerse cargo del gobierno de Buenos Aires disponiendo convocar a un Congreso General con delegados de todas las provincias para determinar las políticas a seguir por la incipiente nación. El mismo   debería efectuarse en un punto céntrico del territorio nacional afín de evitar conflictos dado que el enfrentamiento entre la capital y el interior era manifiesto. Mientras la capital mantenía una excelente situación económica por los ingresos del comercio exterior, el interior vivía en continuo subdesarrollo que en algunas partes era desastroso.

 

Estuvieron representadas en el Congreso las provincias de Buenos Aires, Tucumán, Salta, San Juan, Mendoza, San Luis, La Rioja, Catamarca, Córdoba, Jujuy y Santiago del Estero y diputados de regiones que hoy pertenecen a la república de Bolivia. No concurrieron delegados de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Misiones y La Banda Oriental integrantes de la Liga Federal liderada por José Gervasio Artigas quienes sostenían una postura muy crítica al centralismo porteño.

 

Diputados del Alto Perú no pudieron asistir debido a que el ejército español dominaba su territorio. Tampoco lo hicieron representantes del Paraguay que nunca obedeció a las ideas de Buenos Aires logrando por si solo su independencia estableciendo en su territorio un gobierno nacional. Entre los legisladores se perfilaban grupos de distintas actividades: el grupo de clérigos muy numeroso, por cierto; los legistas o profesionales; y los que no poseían títulos como los hacendados o comerciantes.

 

El Congreso inició sus deliberaciones formales el 24 de mayo de 1816 con diputados de sólo nueve provincias a los que se fueron agregando posteriormente los otros representantes. Tomó resoluciones cuya proyección institucional, política y social fueron la base definitiva sobre la que se constituyó nuestra nación. Nombró el 3 de julio Director Supremo del Estado al General Juan Martín de Pueyrredón diputado por San Luis con la esperanza de lograr la pasificación del país. Posteriormente el 9 de julio por unanimidad de los votos de los congresales declaró caduca la soberanía del rey Fernando VII de España y de toda otra dominación extranjera.

 

Determinó la necesidad de un régimen republicano (federal) como el más promisorio sistema institucional de progreso social y económico. Adoptó como bandera nacional, pabellón determinante de soberanía, la enseña celeste y blanca que había creado el General Belgrano y que fuera presentada a las orillas del Paraná el 27 de febrero de 1812, confeccionada por damas rosarinas, bendecida por el párroco de entonces Julián Navarro, izada por Cosme Maciel y jurada por las tropas en honrosa formación militar.

 

   Rosario, belgraniana de alma, cuna de la bandera, esta orgullosa de su pasado y presente patriótico y de su gente cuyo trabajo y esfuerzo fueron logrando con éxito el fuerte y sólido desarrollo de la ciudad.

     

 

Publicado en el diario “La Capital” el 7 de julio de 2015.

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MONUMENTO  NACIONAL  A  LA  BANDERA

 

                        Por Miguel  A.  Chiarpenello *

 

HISTORIA

INAUGURACIÓN.

La historia no es un recuerdo melancólico del pasado, sino un proceso permanente que no termina nunca. Los pueblos hacen hoy su historia del  mañana.

                                                                Juan  José Güiraldes

 

HISTORIA

El Monumento Nacional a la Bandera es considerado como el “resultado de la inquietud y el esfuerzo de una multitud de hombres y mujeres que mancomunaron su acción con el objeto de erigir el Máximo Altar de la Argentinidad en el mismo lugar en que el ilustre creador de nuestra enseña nacional la hiciera bendecir, enarbolar y jurar por primera vez el 27 de febrero de 1812 al terminarse la construcción de las baterías Independencia y Libertad, nombres que son todo un símbolo del espíritu que animaba a nuestro prócer, que tenían la intención de frenar los continuos y sangrientos desembarcos de la flota española que arrasaban la costa del Paraná. La primera celebración en importancia de tan memorable fecha se llevó a cabo 50 años después en su aniversario de 1862”.

 

Comitiva numerosa presidida por Bartolomé Mitre e integrada por oficiales, sus tropas y personalidades de nuestra ciudad recordaron el patriótico episodio que Belgrano dejó impreso visitando las históricas barrancas constatando el sitio donde se ubicaron las baterías.El acto comenzó con un Tedeum que continuó con un gran desfile militar en el que conjuntamente con las tropas de Buenos Aires desfiló un batallón de guardias locales.

 

El entusiasmo de los rosarinos destinado a la construcción del Monumento a la Bandera dio lugar a que el ingeniero Nicolás Grondona dirigiera por nota el 1º de septiembre de 1872 al Concejo Deliberante solicitando la aprobación para levantar dos monumentos. Uno de ellos se ubicaría en la isla Castellanos, hoy isla del Espinillo. La elección de la isla se debió a testimonios, luego corregidos, que daban a la batería “Independencia” como lugar del primer izamiento. El otro monumento de mayores dimensiones estaba previsto en tierra firme en la zona de barrancas donde se ubicaría la batería “Libertad”. Al primero se lo llevó una gran crecida del río según se afirma en 1878. La segunda parte del proyecto nunca pudo concretarse.

 

    El impulso de los distintos gobernantes siempre con el apoyo total de sus gobernados, siguieron realizando todos los esfuerzos para la concreción de un proyecto que recordara la creación de la Bandera Nacional requiriendo en 1909 a la artista argentina Dolores (Lola) Mora la presentación de un conjunto de esculturas dignas del espíritu de la obra. La escultora desarrolló su labor en Italia enviando al país las principales piezas esculpidas en mármol de Carrara. Sus obras, el “Espíritu de la Patria” sería un ser alado sosteniendo en sus manos la bandera; “La Libertad” figura femenina que tiene en sus manos en lo alto unos eslabones rotos. Sobresale “El Acto de Bendición” integrado por Belgrano que portaba la enseña, un sacerdote que la bendecía y un grupo de soldados con el sable empuñado en actitud de defensa. Se conocieron también otros trabajos como la “Aclamación de la Bandera por el pueblo y el Ejército”.

 

   Las esculturas de Lola Mora sufrieron distintas vicisitudes y no lograron superar las dificultades que impedían su concreción hasta que en 1924 una Comisión Nacional determinó lamentablemente que “carecían de valor”. Las obras permanecieron muchos años abandonadas hasta que el Intendente Lejarza dispuso que fueran en su mayoría llevadas al cuartel del Regimiento 11 de Infantería. Este regimiento, actualmente en Tupungato, provincia de Mendoza, colocó allí en el centro de su plaza de armas una de las esculturas que lo acompañó en el traslado a su actual destino. Otras se encuentran en el Parque Nacional a la Bandera y se pueden apreciar en el sector del Pasaje Juramento.

 

   Rosario no dejó de trabajar para concretar el deseado homenaje y armó una comisión especial en 1936 que fue oficializada por el gobierno nacional por decreto Nº 84678 firmado por el Presidente de la Nación Gral. Agustín P. Justo y avalado por Ley Nº 12575 sancionada en enero de 1939 por el Congreso de la Nación y promulgada por el presidente Justo, quién autorizó la inversión de hasta “un millón de pesos como contribución de la Nación al levantamiento del Monumento a la Bandera Nacional a erigirse en Rosario”. Integraban la mencionada comisión Miguel Culaciati –intendente de Rosario- presidente; Fermín Lejarza –vice-presidente  primero -; Emilio Pareto – vice-presidente segundo-; Leopoldo Uranga – tesorero -; Federico Coverton –secretario-; Juan Colombo Berra –pro-secretario-; y Emilio Solari, Antonio Caggiano y Federico Molina como vocales.

 

   La histórica, bella y monumental obra se desarrolló sobre el proyecto del Ingeniero Ángel Guido y del arquitecto Alejandro Bustillo, acompañados por los escultores José Fioravanti y Alfredo Bigatti a los que se agregó posteriormente Eduardo Barnes. La propuesta titulada “Invicta” logró la aprobación del jurado el 22 de septiembre de 1940. Integraban el mismo Miguel Culaciati ministro del Interior del presidente Justo, (ex intendente rosarino), acompañado por representantes de la Dirección Nacional de Arquitectura, las Comisiones Nacionales Pro Monumento, la de Cultura y por las academias nacionales de Historia y Bellas Artes. El jurado resaltó también la magnitud artística e histórica del resto de los participantes.  

 

   La construcción del Monumento empezó en 1943 y solucionando una serie de escollos financieros, políticos e históricos con gran esfuerzo y paciencia pero con gran espíritu patriótico fue inaugurada nuestra preciada obra en 1957.

   

INAUGURACIÓN.

    Rosario se conmovió intensamente cuando el 20 de junio de 1957 quedó inaugurado oficialmente honrando a la insignia de Belgrano el Monumento Nacional a la Bandera. La ceremonia contó con la presencia del presidente provisional de la República Pedro Eugenio Aramburu acompañado por las más altas autoridades nacionales, provinciales, municipales, eclesiásticas y representantes de entidades locales relacionados con el quehacer rosarino especialmente con la historia de la ciudad. La intelectualidad rosarina contribuyó para que el acto de inauguración tuviese las mismas características que el patriótico e inigualable realizado por Belgrano.

 

   Catalina Echevarría hija adoptiva de Pedro Tuella nuestro primer historiador, esposa de Manuel Vidal entonces Alcalde, y hermana de Vicente Anastacio Echevarría amigo de Belgrano, fue la encargada con otras damas rosarinas, por expreso mandato del prócer, de la confección de la bandera de raso blanco y celeste a los que las señoras agregaron como adorno un flequillo de oro en su extremo. En 1957 Clelia Pinasco de Martínez Díaz con otras damas evocó la tarea de Catalina Echevarría confeccionando la bandera para la inauguración del monumento la que es bendecida por el Cardenal Antonio Caggiano emulando la bendición de la enseña realizada por el párroco de la Capilla del Rosario Julián Navarro que fue acompañado en la ceremonia por los alumnos de la escuela parroquial alguno de los cuales oficiaron de monaguillos. Había sido Navarro un ferviente defensor de la Gesta de Mayo, cabildante del día 22, enviando a Saavedra los primeros días de junio de 1810 la adhesión de todos los habitantes de la villa a esa decisión patriótica siendo posiblemente el primer apoyo del interior.  Colaboró con Belgrano en la construcción de las baterías, acompañó al General San Martín en el combate de San Lorenzo y en el ejército Libertador donde fue capellán interviniendo en las batallas de Chacabuco y Maipú. El histórico hisopo que se utilizó en el acto de la bendición puede ser visto en el Museo Histórico Provincial de Rosario.

 

   La autoridad civil más alta presente era el santafesino Cosme Maciel, quien ostentaba el cargo de Regidor en el gobierno provincial, tuvo el insigne honor de ser el que izó por primera vez la bandera nacional. Fue el presidente Aramburu quien en la inauguración enarboló la insignia poniendo en marcha el mecanismo para llevarla al tope mientras bandas militares ejecutaban el Himno Nacional. Cuando la enseña llegó a lo alto se soltaron miles de palomas y se arrojaron paracaídas con la leyenda “Viva la Patria”. Pañuelos en alto de la concurrencia y escolares de todo el país lanzaron flores y papeles azul y blanco.  Luego de celebrada una misa de campaña las autoridades presentes se encaminaron al propileo. Una vez junto a la urna votiva cineraria del Soldado Argentino el presidente con el respectivo hisopo encendió la llama perenne del fuego sagrado.

 

   Belgrano, en 1812, cumple totalmente con el protocolo establecido por Carlos III en 1768 y vigente todavía en estas tierras por el cual obligaba que la ceremonia de un nuevo estandarte debía ser bendecida y jurada antes de ser presentada en público y cuando él hace jurar la enseña nacional da una proclama política que expresa claramente sus ideas cuando dice: “juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores y la América del Sur será templo de la independencia y la libertad”. Estuvieron presentes en el acto toda la población de aquel pequeño pueblo conjuntamente con el Regimiento de Infantería de Belgrano, los Granaderos de Fernando VII a las órdenes del Coronel Florencio Terrada, el reformado Regimiento de Dragones de la Patria, artilleros y fuerzas regulares de caballería, las milicias conducidas por el Comandante Celedonio Escalada y anclado frente a Rosario cinco lanchones con sus respectivos oficiales.

 

    La inauguración del monumento, en 1957, terminó con  un gran desfile militar iniciado por el Regimiento de Granaderos a Caballo, el paso de numerosos tanques de guerra y de otras unidades militares argentinas que desfilaron marcialmente recordando la jura de la bandera en nuestras barrancas. Fueron acompañados por cadetes peruanos de las tres armas enviados como adhesión del país hermano a la ceremonia. Fondeada en el puerto se encontraba la Fragata Sarmiento. El previsto paso de la Fuerza Aérea fue suspendido por el mal tiempo reinante. Todos los años, el 20 de junio, día de nuestra insignia nacional los soldados juraban la bandera al pasar frente al monumento, refirmando el juramento belgraniano.

 

   Las crónicas de la época señalan que la concurrencia al acto inaugural del monumento pudo ser calculada en cerca de quinientas mil personas. El diario La Capital aseguró que la agrupación humana fue la más numerosa de que se tenga noticia de congregarse jamás fuera de la Capital Federal. Unidos todos, sin distinciones políticas, sociales o religiosas el pueblo rosarino dio una perfecta muestra de su unión ante la creación de Belgrano, que nos cobija a todos bajo su manto celeste y blanco. Es la bandera que amamos todos los hombres y mujeres que habitan el suelo argentino.

 

REFLEXIÓN.

                Admirable y valiente la idea de libertad que declara el prócer en su juramento. Me permito valorando y recordando tan noble y conmovedor gesto expresar mi pensamiento: La Libertad  es un bien supremo: Soplo divino que Dios con amor creador animó la materia convirtiéndola en nombre, Soplo patriótico que Belgrano con amor creador nos legó la insignia nacional.

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Notas.

 

         Álvarez  Juan. “Historia de Rosario”

         Diario La Capital: “información y comentarios”.

         Sebastianelli Néstor “Monumento Nacional a la Bandera”.

         Chaparro  Félix  “Belgrano y los símbolos de la patria”.

         Chaparro  Félix  “Historia de Rosario”.

         Lassaga  Calixto  “La Bandera Argentina”.

         López  Vicente  E.  “Historia  Argentina”.

         De Marco Miguel A. – Ensinck Oscar L. “Historia de Rosario”.

 

         Chiarpenello Miguel   “Historias trascendentes de Rosario”.


Mes de Junio de 2017


           LA  CREACIÓN  DE  LA  BANDERA  NACIONAL

 SU  CEREMONIA.    LA  VERDADERA  HISTORIA

 

Dr. Miguel  A.  Chiarpenello

 

          Recientes declaraciones de una entidad cultural nacional apoyada por algunos llamados historiadores quienes con muy frágiles investigaciones intentan opacar la obra realizada por Manuel Belgrano en nuestras barrancas en un inigualable, patriótico y político acto donde surgió la enseña de soberanía que nos distingue de todos los países del mundo. Se afirma equivocadamente que en Rosario el Prócer no bendijo ni hizo jurar su reciente creada bandera. Lamentable error histórico que sin duda amerita una oportuna aclaración.

          Enviado por el Triunvirato para que construya baterías en nuestras costas ante la depredación de la escuadra española, Belgrano consigue en primer lugar en estas tierras la aprobación de la escarapela nacional, por él diseñada, el día 18 de febrero de 1812 y luego el 27 de febrero de ese año a las 18,30 horas realiza la ceremonia de su inigualable creación.

          Vale recordar a todos los argentinos y especialmente a la comunidad rosarina  la exactitud  de los hechos históricos ocurridos en esa oportunidad.

  1. “Terminadas las baterías resolvió inaugurarlas en un acto solemne e imponente. Catalina Echavarría, esposa de Manuel Vidal entonces Alcalde, fue la encargada con otras damas rosarinas de su confección a quien Belgrano le proporcionó el raso blanco y celeste al que se le agregó luego un adorno que consistió en un flequillo de oro en su extremo”(Investigación del eximio historiador rosarino Félix A. Chaparro).
  2. Procede luego a la bendición de la enseña que fue realizada por el párroco Julián Navarro. Este sacerdote fue ferviente defensor de la Gesta de Mayo ofreciendo a Cornelio Saavedra la adhesión de todo su pueblo. Proveyó a Belgrano de materiales, herramientas y mano de obra para la construcción de las baterías. Sus ideales por la independencia lo llevaron a intervenir como capellán en el combate de San Lorenzo, continuando luego como capellán en el ejército libertador de San Martín interviniendo en la batallas de Chacabuco y Maipú. Belgrano debía darle a la bandera un contenido espiritual que todo ejército necesita para su misión. Navarro, director entonces de la escuela parroquial y acompañado por sus alumnos, algunos de los cuales oficiaron de monaguillos, bendice la insignia que está en manos de Catalina Echavarría bajo la atenta mirada de su creador. El histórico hisopo que se utilizó en el acto de la bendición de la bandera puede ser visto en el Museo Histórico Provincial de Rosario.
  3. La autoridad civil más alta presente era el Regidor de la provincia de Santa Fe Cosme Maciel quien tuvo el insigne honor de ser el que izó por primera vez la bandera nacional.
  4. Con un entusiasmo digno del momento, Belgrano arengó a la tropa a hacer el correspondiente juramento donde afirma que “la América del Sur será el templo de la Independencia y de la Libertad”. Al celebrarse cada año el día de la bandera – 20 de junio – los soldados juran con voz vibrante su lealtad a la bandera creada por Belgrano, siguiendo la tradición marcada por el prócer en 1812.
  5. Historiadores señalan que en el acto estuvieron presentes, además del Regimiento de Infantería de Belgrano, los Granaderos de Fernando VII a las órdenes del coronel Florencio Terrada, el reformado regimiento de Dragones de la Patria, artilleros y fuerzas regulares de caballería, las milicias locales y anclados frente a Rosario cinco lanchones con sus respectivos oficiales y tripulación,  acompañados por toda la población de aquél pequeño pueblo. Ante esa nutrida presencia Belgrano cumple con todo lo dispuesto en el protocolo establecido por Carlos III, vigente en ese entonces en nuestras tierras, por el cual obligaba que la ceremonia de un nuevo estandarte debiera ser bendecida y jurada previamente antes de ser presentada en público. Belgrano cumplió puntualmente con dichas ordenanzas que tenían una elevada trascendencia pública.

 

   La verdad debe conocerse, enseñarse y divulgarse.

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* Dr. Miguel A. Chiarpenello  Dr. en Cs. Económica