Editorial

Junio es por excelencia el “MES BELGRANIANO” dado que D. Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano nació el 3 de junio de 1770 y pasó a la inmortalidad el 20 de junio de 1820.

 

Es sin duda el mes de esplendidez de la Patria y de recordación general, ya que el arquetipo que lo crea se hace presente en nuestras almas, pues Belgrano fue ejemplo del buen ciudadano y figura señera, que dio todo de sí a la magna epopeya de la emancipación nacional, por ello su figura, ha de brillar siempre con fulguración en el cielo de la Patria.   

 

Lamentablemente la “otra historia”, ha condenado a Belgrano a “no ser”…no le ha instituido, su día, en el calendario oficial. Como se sabe el día de su fallecimiento, es el “Día de la Bandera” y no obstante la declamaciones patrioteras y discursos oportunistas, sabemos la importancia que el “símbolo patrio” tiene entre nosotros.

 

Más lamentable aún, es el hecho que Belgrano aparece en la escena política sin ostentación y desaparece sin que nadie lo eche de menos, muere olvidado, oscurecido y miserable, transcurren casi treinta años sin que se mente su nombre para nada.

 

Más aún… dice Juan Bautista Alberdi: Mitre se ha parado sobre la figura de Belgrano para hacerse visible, Sarmiento se para encima de Mitre, es decir sobre los dos, con la misma mira y para recomendarse a sí mismos, sus hechos, su época, rebajan a Belgrano, lo presentan como su inferior por el lado de sus pretendidos defectos… en lugar de elevarse a las virtudes de Belgrano, imitando su modestia, además en toda su actuación Belgrano obedeció al sentimiento de su conciencia.

 

Desde los primeros días de su vida pública, Belgrano se había propuesto trabajar firmemente por la libertad y la prosperidad de su patria sin que fuesen parte a perturbarle las asechanzas de la emulación y de la envidia. No conocía Belgrano, ciertamente, la ambición de la gloria.

 

Finalmente… hombre de gabinete, de vida y de cultura jurídica y económica, entregado de lleno a sus estudios y meditaciones sin otro antecedente de soldado que su actuación fugaz y problemática durante las invasiones inglesas (1806-1807), aceptó sin vacilaciones el ofrecimiento, por él insospechado, de un comando de ejército que le brindaban sin participación significativa, que lo reveló al instante como un eximio soldado, un conductor de tropas a cuyo talento rendiría San Martín, significativo homenaje.

 

Es por ello que el IBR realiza esta Web Page con el altruista propósito de ofrecer una semblanza exacta y completa, de la trayectoria ejemplar de este meritorio ciudadano, que tan admirables condiciones y facultades evidenció.

 

 

  Prof. Eduardo Luis Grassi Vragnizán